InmunoGerontología y BioGerontología. Los nuevos Pilares de la Salud del XXI.

La gerontología, como disciplina avanzada en el siglo XXI, ha evolucionado significativamente, reflejando los avances en la ciencia, la tecnología y la comprensión de los procesos de envejecimiento. Esta evolución se debe, en parte, a la creciente población de personas mayores a nivel mundial ya a la enfermedad crónica de mucha gente joven, lo que ha impulsado la necesidad de una comprensión más profunda y aplicaciones prácticas para mejorar la calidad de vida en las diferentes etapas biológicas de las personas.

LONGEVOS, SANOS Y FELICES

La gerontología se ha consolidado como un campo altamente interdisciplinario que integra conocimientos de la medicina, la biología, la psicología,  la sociología, … Esta aproximación holística es esencial para abordar la complejidad del envejecimiento, que afecta a todos los aspectos de la vida y la sociedad. 

Somos conscientes que podemos parar el envejecimiento e incluso revertir aspectos de la Edad Cronológica de las personas. Bienvenidos a la Cronobiología 

Reconociendo que el envejecimiento es un proceso altamente individualizado, la gerontología del siglo XXI se enfoca en la personalización de los cuidados y las intervenciones. Esto se ve facilitado por los avances en genética, biomarcadores y análisis de datos, que permiten intervenciones más específicas y basadas en la evidencia.

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Biogerontología

La biogerontología es una subdisciplina de la gerontología que se enfoca en los aspectos biológicos del envejecimiento. Busca entender los procesos subyacentes que conducen al envejecimiento y las enfermedades relacionadas con la edad, con el objetivo de encontrar formas de intervenir en estos procesos para prolongar la salud y la longevidad. La biogerontología abarca varios campos, incluyendo la biología celular y molecular, la genética, la bioquímica, y la fisiología.

Los investigadores en biogerontología estudian una amplia gama de fenómenos, como:

  • Cambios moleculares y celulares: Incluyen daños en el ADN, acortamiento de los telómeros, cambios en la expresión génica, y acumulación de proteínas dañadas o mal plegadas.
  • Sistemas de reparación y mantenimiento: Se investigan los mecanismos naturales del cuerpo para reparar daños en el ADN, eliminar células senescentes (células que han dejado de dividirse pero no mueren) y proteger contra el estrés oxidativo.
  • Procesos metabólicos: Se estudian los efectos del metabolismo en el envejecimiento, incluyendo el papel de la restricción calórica y las vías metabólicas como la señalización de insulina y IGF-1, AMPK, y mTOR, que se ha demostrado que influyen en la longevidad en varios organismos.
  • Inflamación: Se investiga cómo la inflamación crónica de bajo grado contribuye al envejecimiento y a las enfermedades relacionadas con la edad.

La biogerontología no solo busca entender el envejecimiento para aumentar la esperanza de vida, sino también para mejorar la «salud de la vida», es decir, prolongar el período de vida libre de enfermedades y mejorar la calidad de vida en los años avanzados. Los avances en este campo podrían llevar al desarrollo de intervenciones terapéuticas para combatir enfermedades relacionadas con la edad, como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2, Alzheimer y otras formas de demencia.

La inmunogerontología es un campo de estudio que se encuentra en la intersección de la inmunología y la gerontología, centrado en comprender cómo el sistema inmunológico cambia con la edad. Esta disciplina examina la relación entre el envejecimiento y la función inmunológica, incluyendo cómo las alteraciones en el sistema inmunológico contribuyen al proceso de envejecimiento y a la susceptibilidad aumentada a las enfermedades en las personas mayores.

A medida que las personas envejecen, su sistema inmunológico experimenta una serie de cambios, conocidos colectivamente como inmunosenescencia. Estos cambios pueden incluir:

  1. Disminución de la función de las células inmunitarias: Con la edad, las células inmunitarias como los linfocitos T y B tienden a volverse menos efectivas en la respuesta a nuevos antígenos, lo que resulta en una respuesta inmune más lenta y menos eficaz.
  2. Cambios en la composición de las células inmunitarias: Se observa un aumento en la proporción de células inmunitarias de memoria en comparación con las células inmunitarias naïve (inexpertas), lo que reduce la capacidad del sistema inmunitario para responder a nuevos patógenos.
  3. Aumento de la inflamación crónica: Se observa un estado de inflamación crónica de bajo grado en muchas personas mayores, conocido como «inflamaging». Este estado se asocia con el desarrollo de enfermedades crónicas relacionadas con la edad, como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 y Alzheimer.
  4. Disminución de la capacidad de vacunación: La eficacia de las vacunas puede disminuir en las personas mayores debido a la disminución de la capacidad del sistema inmunológico para montar una respuesta efectiva a las vacunas.

La inmunogerontología busca entender estos y otros cambios para desarrollar intervenciones que puedan mejorar la función inmunológica en las personas mayores. Esto podría incluir estrategias para mejorar la eficacia de las vacunas en las poblaciones de edad avanzada, terapias para reducir la inflamación crónica, y enfoques para rejuvenecer el sistema inmunológico y restaurar una mayor capacidad de respuesta a los patógenos y vacunas.

El objetivo final de la inmunogerontología es no solo aumentar la longevidad, sino también mejorar la calidad de vida durante el envejecimiento, reduciendo la incidencia y severidad de las enfermedades infecciosas, autoinmunes y crónicas en las personas mayores.

La idea de que las personas jóvenes podrían experimentar una especie de «senescencia prematura» debido a enfermedades crónicas es una perspectiva interesante y relevante.

La senescencia celular es un estado en el que las células dejan de dividirse pero no mueren; en cambio, permanecen en el cuerpo y pueden secretar sustancias inflamatorias y dañinas que afectan a las células vecinas. Aunque la senescencia celular es más comúnmente asociada con el envejecimiento, ciertas condiciones pueden inducir características de senescencia en individuos más jóvenes.

Las enfermedades crónicas, especialmente aquellas asociadas con estilos de vida poco saludables, inflamación crónica, estrés oxidativo o daño metabólico, pueden acelerar procesos biológicos que normalmente se asocian con el envejecimiento. Ejemplos de estas enfermedades incluyen la obesidad, la diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares, y ciertas formas de cáncer. Estas condiciones pueden provocar cambios en las células que son similares a los observados en la senescencia relacionada con la edad, tales como:

  1. Daño al ADN: Las enfermedades crónicas pueden aumentar el daño al ADN, un factor crucial en la senescencia celular.

  2. Inflamación Crónica: Muchas enfermedades crónicas se asocian con «inflamaging», un estado de inflamación de bajo grado que también caracteriza al envejecimiento.

  3. Estrés Oxidativo: El desequilibrio entre la producción de especies reactivas de oxígeno (ROS) y la capacidad antioxidante del cuerpo puede dañar las células y tejidos, contribuyendo a la senescencia.

  4. Alteraciones Metabólicas: Las enfermedades crónicas pueden perturbar las vías metabólicas normales, lo que puede llevar a un estado similar a la senescencia.

  5. Disfunción Telomérica: Aunque los telómeros generalmente se acortan con la edad, el estrés crónico y las enfermedades pueden acelerar este proceso.

Es importante diferenciar entre la senescencia celular como un mecanismo biológico específico y el concepto más amplio de «envejecimiento» o deterioro funcional. Mientras que la senescencia celular es un fenómeno bien definido a nivel celular, la idea de que las personas jóvenes con enfermedades crónicas son «nuevos senescentes» es una manera metafórica de decir que pueden experimentar algunos de los deterioros funcionales típicamente asociados con una edad más avanzada Y ESTE PROCESO ES REVERSIBLE