La Salud Mental junto a otras enfermedades forman parte del core duro de enfermedades prevalentes de los países desarrollados. Existe una sinergia directa cada vez más clara y de evidencia científica con el sistema digestivo con el cual conecta a través de diferentes procesos fisiológicos como el eje intestino-cerebro que citaré más adelante..
Las diferentes manifestaciones emocionales que podemos presentar a lo largo de nuestra vida han permitido crear decenas de libros y miles de páginas que tratan del tema. Por lo que resultará difícil tratar en un post aquello que trata de la variable, compleja y multidimensional vida humana. Debemos de ser conscientes y atender aquellos rasgos que habitualmente pueden ser considerados peculiares, extravagantes o ligeramente desagradables de la personalidad y que pueden dar indicios sobre un trasfondo no del todo saludable (tics, demanda exagerada de dulce u otros sabores, golpes de ira,…) y que pueden complicarse desde un marco sistémico con los estilos de vida habituales
El tratamiento debe ser llevado a cabo por profesionales cualificados y abordar de una forma holística la parte sintomática que más afecta a la persona (ansiedad, depresión, fobias,…) con el trasfondo que genera los síntomas: déficits micronutricionales (aminoácidos esenciales, vitaminas, oligoelementos…), disfunción de la psicobiota dentro de un marco que conciba la nosocronia y el enfoque sistémico.
Puedes leer sobre este tema en Red Medintegra
Daniel Berger, a researcher at MIT, traced these neurons using the EyeWire game.
Éste último elemento citado, la psicobiota, pertenece a un panorama más basto, el eje intestino -cerebro, que puede estar relacionado incluso con enfermedades como el Alzheimer, Parkinson, esclerosis múltiple… según los estudios que describen la relación permeabilidad intestinal y permeabilidad de la barrera hematoencefálica y hasta relacionarse con especialidades como la dermatología. Este eje intestino-cerebro reviste de una gran importancia para la regulación neurohormonal (serotonina, dopamina, catecolaminas) secretadas por las células neuroendocrinas del intestino.
¿es necesaria la suplementación en las enfermedades que afectan en el ámbito cognitivo?
Puedo ir más allá y afirmar incluso la necesidad de suplementarnos en el día a día. Consciente que desde el ámbito más ortodoxo de la salud no se ha apoyado esta afirmación hasta la fecha. Hasta ahora se ha partido de bases tales como cifras de ingesta de micronutrientes en CDR mínimas como una premisa para la población general. Una idea tan obsoleta como el de las dietas normocalóricas que obvían la individualidad del ser humano y aquellos aspectos medioambientales, comerciales y sociológicos que envuelve a cada persona (alimentos sin calidad nutricional, contaminación de los alimentos, jornadas laborales partidas y estrés,…) situaciones que han generado incluso la necesidades de implementar los denominados alimentos funcionales.
Los altos niveles de estrés generados por los ritmos de vida, el sedentarismo, la mala alimentación, incluso los riesgos laborales de cada empleo influyen para que estudios llevados a cabo en diferentes publicaciones describan disfunciones frecuentes de absorción intestinal que influyen en datos poblacionales deficitarios en micronutrientes como el Zinc, la Vitamina D, el Selenio o la vitamina B habitualmente presentes en una alimentación aparentemente normal.
Además de aspectos fisiológicos propios del sistema digestivo, debemos barajar conceptos como los cronoritmos, relacionados con el buen funcionamiento del Sistema nervioso central ¿sabías que la mayor parte de pacientes en mi consulta refieren despertarse a las 3 a.m? ¿qué muchos refieren sentir una bajada de energía a partir de las 17h? Lo citado a lo largo del post confluye para que diversas estructuras biológicas que se coordinan entre si comiencen a generar fallos que influyen en el correcto descanso nocturno o la vitalidad diaria.
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